El Blog de la Torre Tavira

En este post nos trasladamos a un día como hoy hace 75 años para recordar uno de los acontecimientos más trágicos en la historia de Cádiz. La explosión del polvorín situado en la Base de Defensas Submarinas del barrio de San Severiano.

El 18 de agosto de 1947, a las diez menos cuarto de la noche, un infernal estruendo tiñó el cielo de la bahía de un rojo incandescente. Acababa de explotar un polvorín en la Base de Defensas Submarinas de Cádiz, donde entre 1942 y 1943 habían sido depositadas 2.228 minas submarinas y cargas de profundidad para afrontar la II Guerra Mundial en el supuesto caso de que España hubiese entrado en el conflicto bélico.  La deflagración del almacén de minas número uno segó la vida de 150 personas, hirió a más de cinco mil gaditanos y gaditanas y provocó daños materiales en unos dos mil inmuebles que dejaron a la ciudad completamente desfigurada, pendiente de una recuperación que tardaría décadas en materializarse de forma completa.

La onda expansiva impactó de forma directa y extremadamente violenta contra los barrios próximos de San Severiano, la Barriada España y Bahía Blanca, destruyendo además por completo los Astilleros de Echevarrieta y Larrinaga y el Hogar del Niño Jesús, donde las Hermanas de la Caridad cuidaban a decenas de niños asilados y expósitos, muchos de ellos huérfanos. Por entonces, la población de Cádiz residía en su mayoría en el casco antiguo, separados del extrarradio, donde se originó la explosión, por el Frente de Tierra que afortunadamente pudo amortiguar el empuje de la onda, evitando así que los daños y las víctimas fueran mucho mayores.

No obstante la explosión produjo un enorme hongo de humo y polvo, seguido de un enrojecimiento del cielo visible desde toda la Bahía de Cádiz, Huelva y algunos pueblos de Sevilla, y cuyo ruido atronador fue oído hasta en la propia capital andaluza. El fogonazo fue tan espectacular que pudo ser contemplado incluso desde el acuartelamiento militar español ubicado en el Monte Hacho (Ceuta). Fue tal la magnitud de este desgraciado incidente, que es considerada como la mayor tragedia sufrida por la ciudad tras el maremoto de 1755.

En la actualidad, un pequeño monumento en memoria de las víctimas situado en la Glorieta de San Severiano (junto al Instituto Hidrográfico de la Marina – reedificado tras la explosión – ) y una exposición sobre la catástrofe en el Castillo de Santa Catalina, sirven como recuerdo de éste trágico suceso. Desde Torre Tavira nos unimos, hoy de forma especialmente emotiva, al recuerdo a las víctimas de la explosión y a sus familiares y aportamos nuestro granito de arena para que este triste pero importante capítulo de nuestra historia no caiga en el olvido.

Si quieres conocer otros capítulos de la historia de Cádiz y otras curiosidades, puedes encontrarlas en la APP «Cosas de Cádiz».

Fuentes consultadas para la elaboración de este post:

www.laexplosiondecadiz.es

 

 

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